NATURALEZAS MUERTAS.
Es mentira, las flores no se entristecen, se quiebra nuestro
gesto.
Cuando abrió la puerta aquel metro noventa con gomina y
sonrisa Profidem vestido para ir a cenar a un restaurante de postín, balbuceo
un: “Lo siento, creo que me he equivocado”.
Las flores del ramo que llevaba en la mano eran naturalezas
muertas, tan insensibles que no pudo remediar morderlas con furia.
La naturaleza no siempre refleja nuestro estado de ánimo,
como decían los románticos.