“El alma que no obtuvo en vida derecho
divino, tampoco abajo descansa en el Orco;
pero i un día alcanzó lo sagrado, aquello
es cara a mi corazón, el poema,
bien venido entonces, oh silencio de las sombras.
Contento estar, aunque mi lira
allí no me acompañe; por una vez
habré vivido como un dios, y más no hace falta.
(FRIEDERICH HÖRDELIN)